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HCIAS Blogcast: Paz cotidiana y los festivales en el conflicto colombiano

In the latest episode of the HCIAS Podcast, Junior Professor Dr. Yaatsil Guevara González speaks with Dr. Camilo Forero Medina, Universität Bielefeld, about the complexities of the Colombian armed conflict and how local communities build everyday peace. Drawing from his research in the Montes de María region, Dr. Forero Medina highlights the role of festivals as powerful tools for resilience, memory, and reconciliation.

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Yaatsil Guevara González and Camilo Forrero Medina (Photo credit: HCIAS)

Yaatsil: Bienvenidos a un nuevo episodio del HCIAS Podcast. Mi nombre es Yaatsil Guevara González y soy profesora en Migración y las Américas. El día de hoy tenemos a un invitado muy especial, el doctor Camilo Forero Medina, que es docente investigador de la Universidad de Bielefeld y coordinador del proyecto Peace and Mobilities, financiado por la Unión Europea. Buenos días, Camilo.

Camilo: Buenos días a ti. Buenos días a todos y a todas las que nos escuchan. Muchas gracias a ti, Yaatsil, por la invitación y a todo el equipo del HCIAS.

Yaatsil: Muchas gracias. Camilo se especializa en temas de paz y conflicto y estudios de medios en las Américas, y el día de hoy nos viene a platicar sobre el conflicto armado en Colombia y los procesos de paz cotidiana. Camilo, para empezar, tendría una pregunta muy general para ver si nos puedes explicar un poco cómo es el contexto del conflicto armado.

Colombia es uno de los íconos en estudios de paz y conflicto, dado el contexto histórico que tiene con el conflicto armado y actualmente con el narcotráfico. ¿Cómo surge tu interés por estudiar esto y cómo es el contexto en donde realizas tus investigaciones?

Camilo: El contexto, el interés de dónde surge en primera medida porque creo que todo colombiano y colombiana está atravesada por el conflicto de alguna manera. Hay unos que lo ven de una manera más directa. Otros no tanto. Pero finalmente todos estamos atravesados.

Ahora, el conflicto colombiano es difícil de entender y definir porque no se sabe exactamente cuándo comienza. Eso depende a quién le preguntes.

Por ejemplo, en trabajos que hemos hecho etnográficos con grupos indígenas, especialmente en el Caribe colombiano, para ellos el conflicto comenzó con la llegada de los españoles y la invasión. Entonces son conflictos que se van sumando. Después, allí la misma población afro, por ejemplo, en el Palenque, también para ellos el conflicto comenzó mucho antes. Comenzó y este conflicto se recrudece a partir de la llegada de la República. Pero hace unos años eso estaba fuera de las historias nacionales.

Entonces, hay varios conflictos. Después de que empieza la República, uno puede decir que hay dos grandes partidos enfrentándose. Que van a ser dos grandes partidos que van a seguir peleando hasta 1950 de una manera o de otra. Siempre se hacen llamar de una manera distinta, pero son guerras heredadas. Son como niveles de guerras. Y eran los conservadores y los liberales, cada uno con una idea distinta.

Al principio, desde el siglo XIX, la lucha era si el país volvía centralista o federalista. Esto es muy importante porque Colombia tiene élites regionales muy importantes y muy poderosas. Eso ha hecho que las élites centrales, es decir, las élites de Bogotá, nunca se logren imponer. No hay una constitución fuerte nacional homogénea. Sino que estas élites siempre están negociando. Y estas negociaciones muchas veces se rompen y terminan generando conflictos. Ésta ha sido la constante en Colombia.

Después, esto de los conservadores y liberales se va transformando hasta que llega 1950. Ahí está Jorge Eliécer Gaitán. Ahí lo matan en el 48. Lo que hace Jorge Eliécer Gaitán es decir que hay un sistema político desde el principio del siglo XIX que se ha venido enriqueciendo a partidos de luchas ideológicas. Con estas luchas campesinas, con estas luchas entre estos dos partidos, que en principio son ideológicas, también siempre hubo despojo de tierra. Eso hacía que los gamonales conservadores se tomaran las tierras. Después pasará lo mismo con los gamonales liberales. Se tomarán las tierras de los conservadores y la guerra se convierte en un negocio por sí mismo.

Esto es lo que denuncia él. A él lo matan en el 48 y viene lo que se llama la violencia. Con la violencia viene la primera Comisión de Memoria Histórica que se hace en Colombia a partir de Orlando Paz Borda. Pasa esto: son alrededor de ocho o nueve años de guerra. Ahí viene el Frente Nacional. El Frente Nacional es donde estos dos partidos se vuelven a poner de acuerdo para repartirse el gobierno cada cuatro años. Esto tenía que acabar en 1970. Pero en 1970 se roban las elecciones por parte de Isabel Pastrana. Ahí empieza también la guerra de guerrillas a volverse mucho más clara.

La guerra de guerrillas avanza. En el 70 aparece el narcotráfico. El narcotráfico en un primer momento aumenta la capacidad armamentística de los grupos que están peleando. Pero después se vuelve un actor por sí mismo. Lo cual a finales de los 90 y 2000 termina volviéndose el actor más importante. Esto es un resumen a grandes rasgos del conflicto. Lo que te digo es muy complejo. Por eso a veces muchos preferimos llamar los conflictos colombianos. Porque hay una multiplicidad que se está dando.

Yaatsil: Claro, suena muy complejo, me imagino que hay muchas colombias en Colombia, como es también en el caso de México. ¿Tienes algún área específica en donde enfocas tu investigación? Entiendo que tienes gran expertise en Montes de María, ¿puedes hablarnos un poco sobre las investigaciones que has hecho en campo en estos lugares?

Camilo: Muy importante y lo olvidé nombrar antes: los Andes en Colombia se dividen en tres. Esto hace que dentro de ella haya pueblos que no se comuniquen o no se comunicaban hasta hace muy poco tiempo. Esto hacía que pueblos que se distanciaban a 20 kilómetros, el viaje durara 7 u 8 horas. Esto hizo que creciera una Colombia fragmentada. Dentro de esa Colombia fragmentada hay una Colombia que es andina, que enfrentó ciertos conflictos. Esta Colombia, la que me enfoco, es una Colombia Caribe. Pero dentro del Caribe hay varios Caribes.

Hay un Caribe que es el Caribe de la playa: el Caribe de Cartagena, de Santa Marta, de Barranquilla. Este Caribe es más interior, porque están rodeados por las montañas. No dejan de ser Caribes pero de otra manera. Esta zona es muy importante por dos razones. La primera es que a partir del año 60, con el miedo a la expansión del comunismo, en estas tierras se les prometió tierras a los campesinos. Una reforma agraria que nunca se llevó a cabo. Esto hizo que se creara un fuerte movimiento de recuperación de tierras. Es decir, de las tierras que les fueron prometidas por el gobierno y nunca se las dieron.

Esto hizo que los terratenientes que viven en una ciudad en la mitad, que se llama Sincelejo (los Quindes hacia allá, el Alito los Quindes hacia acá, Montes de María), quisieran retomar las tierras que los “bandidos campesinos” les quitaron. Esto hizo que ellos se aliaran en esa época de manera tácita o inconsciente o consciente, pero finalmente se aliaron con las guerrillas. Especialmente con la guerrilla del EPL y más tarde con la guerrilla de las FARC. Ellos lucharon por ser luchas campesinas. Hubo muchos campesinos asesinados.

Otra cosa importante es que después de los 80 llega el narcotráfico. Esta es una zona que aunque es montañosa, también tiene salida al mar por el Golfo de Morrosquillo. La droga que normalmente viene del oriente del país, del Orinoco, de las Amazonas, pasa por las montañas de las cordilleras y llega a esas montañas. De ahí pueden pasar al otro lado para que pueda salir la droga.

Yaatsil: Entonces digamos que tú, el área donde investigas, donde realizas tu investigación, ¿es la salida o un paso previo, la salida del cariño?

Camilo: Exactamente, entonces por eso es tan importante vuelvo y digo, antes era importante pues básicamente porque los terratenientes no querían tener campesinos bandidos cerca, esa fue la primera ola de violencia y la segunda ola de violencia se da porque es un punto estratégico para la salida de la droga. Ahora se mezclan varias cosas porque como te dije anteriormente son diferentes fases o diferentes como layers donde se va juntando los conflictos pero también hay un conflicto ideológico y como estaban allí los guerrilleros después llegan lo que se llamaron las Autodefensas Unidas de Colombia. Las Autodefensas Unidas de Colombia son un grupo de autodefensas no centralizado, es decir, funcionaba por bloques y sus bloques decían voy a atacarte al lado, quien se quiere unir y los otros bloques llegaban o no dependiendo de si querían o no atacar.

Dentro de esas autodefensas habían dos grupos, un grupo ideológico que con todo lo enfermo que puede ser pero tiene una ideología y era que los comunistas sabían que acababan y había otro grupo que era un grupo de narcotraficantes que había quedado de los reductos del cartel de Medellín porque parte de estas autodefensas se quedaron de capos que habían quedado del cartel de Medellín que después se metieron en las autodefensas y su negocio era básicamente la droga.

Entonces empiezan un momento de violencia muy fuerte contra los campesinos para poderlos controlar, para poder controlar la tierra y para poder sacar a los derrilleros y poder sacar la droga más fácil por un lado y el otro pues básicamente porque decían que todos eran comunistas.

Yaatsil: ¿Cómo es que se vive el día a día en esta en esta región, en este pueblo, en esta área? ¿Cómo logra la gente sobrevivir a todos estos conflictos a través de todas estas décadas y encontrar hasta cierta forma una paz diaria o una herramienta de resiliencia para poder sobrellevar el día a día?

Camilo: Esa pregunta es muy interesante, muy importante. Fue la pregunta que me acompañó durante todos los años que he trabajado con ellos. Les pasan cosas terribles y a pesar de eso siguen. Tienen lo que podríamos llamar una herencia de víctimas. A su abuelo lo mataron. A su papá lo mataron. Él salió desplazado. Le mataron a sus hermanos. Seguramente sus hijos pueden seguir en lo mismo. La pregunta es cómo es posible vivir de esta manera. Ahí es donde, de manera accidental – porque yo iba a trabajar en otras cosas – me encuentro con el rol de los festivales.

Los festivales son para ellos centrales con la música y la comida. No sólo son su manera de sobrevivir frente a esa violencia. También son su manera de organización. Ambas cosas siempre van juntas. Cuando hablábamos sobre las retomas de tierra: cada vez que se iba a retomar una tierra se hacía una fiesta. Los organizadores de los festivales y de las fiestas eran los mismos organizadores de la retoma de tierra. Después de tomar la tierra también había una fiesta, un festival. No hay que pensar en la fiesta o el festival sólo en el momento en que se está dando. Son procesos de organización que ayudan a cohesionar a la gente para solucionar problemas. Eso fue lo que pasó ahí.

Después la cosa se puso muy pesada. Las autodefensas se dieron cuenta de que muchos de esos líderes también eran líderes de festivales. Se prohibieron casi todos los festivales en esta zona después de la llegada de los paramilitares a partir del 95. La vida social estaba bastante disminuida. Eso era lo que ellos buscaban: poder controlar la zona para poder sacar la droga. Sólo se podía salir de las 6 de la mañana hasta las 3 de la tarde. No era posible salir en otra hora. Si salías en otra hora ibas a ser castigado por las autodefensas, que eran básicamente la institucionalidad de hecho en esa zona. Ellos no podían hacer nada. Tampoco sabías porque estos sistemas no funcionan sólo con hombres armados. Esto también hace parte del día a día. Había muchos espías, por así llamarlos. No sabías con quién hablabas. La gente tenía mucho miedo de decir cualquier cosa. Sus discusiones se reducían a su núcleo familiar.

No obstante, durante estos años – más o menos hasta el 2007-2008 – sobrevivió un festival: el Festival Nacional de la Gaita. La gaita es un instrumento que ellos llaman chahuana, nombre indígena porque allí eran los zenú. Es el instrumento de los indígenas. Ellos crearon una música que se llama música de gaitas. Este festival pudo sobrevivir a esos años de guerra porque ya era patrimonio del país. Todos los años de violencia, sólo un año no lo cancelaron sino lo aplazaron por la muerte de un candidato a la alcaldía del pueblo de Ovejas. El resto siempre lo hicieron.

Lo curioso es que en ese espacio sí les era permitido decir todo lo que no era permitido en otros espacios. Había canciones de crítica. Había canciones sobre por qué los llamaban guerrilleros. Sobre por qué tenían que estar condenados por vivir en esa zona con tanta violencia. Una cosa muy interesante era que los combatientes tomaban juntos. Se emborrachaban juntos. Bailaban juntos. Terminaba el festival y volvía el conflicto. Había un pequeño momento de pausa donde les era posible encontrarse a todos y hablar. Después de esa semana de pausa volvía la realidad. Pero fue lo que de cierta manera les permitió ir sobreviviendo.

Obviamente tuvo una transformación muy grande. En principio ellos les llaman los poetas. Los poetas cantaban cosas de amor antes de la llegada de los paramilitares. Después no pudieron ser los mismos. Intentaron a través de la música poner en palabras y llevar a cabo ese proceso de memoria traumática. Eso hace que se vuelva muy importante. Esto hasta el 2008-2010 más o menos.

Lo que sucede ahí es que con el proceso de movilización por parte de las autodefensas con el gobierno de Álvaro Uribe, a partir de ahí empiezan a volver muchos campesinos que habían sido desplazados. Dentro de esos hay un festival muy famoso: el Festival del Jonjolí, que se hace en una vereda del pueblo que se llama San Rafael. En esa vereda llegó un señor desplazado. Vio que todo el mundo estaba muy triste. Como en esa historia de la olla: sacó una olla, sacó agua, sacó un par de papas. Empezaron a meterle lo que querían los vecinos. Se hizo primero el festival del mote callejero. Después, a partir del jonjolí – que es algo muy famoso de ahí – se empezó a hacer el Festival del Jonjolí.

A través de esos dos festivales, personas que se odiaban – porque hay que recordar que el conflicto allí no se da entre gente que está afuera sino gente que está adentro – muchas veces tu vecino mató a tus hijos. Tu hijo mató a los vecinos. ¿Cómo haces para perdonar lo imperdonable? Tienes que de alguna manera poderlo negociar. Poderlo decir. Porque no se pueden estar matando toda la vida. Pero tampoco se quieren ir de la zona. Tienes que encontrar una forma. Fue a través de esos festivales que la gente empezó a hablar de cierta manera. A perdonar lo imperdonable, si eso es posible. De esa manera empezaron a sanar esas heridas que tenían.

Yaatsil: Tú mencionaste que es no es solo el festival per se cuando el acontecimiento digamos sino también todo el proceso de planeación para poder llegar a esta festividad ¿cuánto dura más o menos y cuáles son como las prácticas que la gente hace para poder llegar al festival?

Camilo: De hecho dura un año. Termina un festival y ya están pensando en el otro. Es gran parte de la vida. Hace parte central de la vida poder organizar el otro. De cierta manera están en competencia con los otros festivales de los pueblos cercanos, a ver quién hace el festival más bonito.

La preparación comienza un año antes con divisiones muy claras de qué tienen que hacer. Muchas veces estas divisiones tampoco son del todo justas. No se trata de romantizar esto. También hay problemas de género muy fuertes. Las mujeres sólo cocinan, no toman decisiones. También lo experimenté. Pero estos roles están bien divididos.

El gran problema es que nunca tienen dinero. Desde un año antes empiezan a buscarlo. Esto, si bien es una habilidad para ellos, también es una fortaleza a largo plazo. Porque lo que hace es que se necesiten el uno al otro. Al necesitarse, tienen que crear acuerdos de paz y formas de solucionar conflictos.

Como toda sociedad, como todo colectivo, ellos tienen muchos problemas entre ellos. El punto es cómo crear mecanismos cotidianos para solucionar esos conflictos. Que esos conflictos no escalen en violencia física. Que se pueda reducir la violencia simbólica al mínimo. Eso es lo que hacen estas organizaciones de los festivales. Que tengan que llegar obligatoriamente a acuerdos para poder llevar el festival a cabo.

Yaatsil: Dirías entonces que el festival se convierte como un reto de paso hacia la paz porque mencionaste que después de que termine el festival si se inician las negociación bueno se inicia la planeación para el siguiente festival pero también me puedo imaginar que a lo largo de ese año hay como olas de mucha paz o de picos de violencia entonces cómo es que si podemos considerar como el festival un reto hacia la paz?

Camilo: Yo pensaría que el festival en sí es una construcción de paz constante. Este es un problema que tenemos en general todos. Me gusta hacer esa pregunta sobre las estéticas de la paz: cómo se ve la paz. La violencia es fácil verla. Vemos que la gran mayoría de películas y series tratan sobre violencia. Todos sentimos un deseo por ver la violencia. Pero la paz nos parece algo muy aburrido, muy cotidiano. Ese es el punto de estos festivales.

Si lo ves desde lejos, la cuestión es muy cotidiana. No habría nada especial allí. La construcción cotidiana de la paz, de mecanismos de paz, de vidas pacíficas es el punto. Lo que pasa es que allí lo pude ver más claro. La violencia que azotó a esta zona fue muy fuerte. La paz ha ayudado a reconstruir y a crear mecanismos. Ha permitido lidiar con memorias traumáticas que de otra manera no hubieran sido posibles.

Lo que lo hace muy difícil es que no tiene financiamiento de nadie. No tiene financiamiento del estado. Cuando el estado piensa en la paz – al menos en Colombia normalmente – piensan en los tratados entre los guerreros. ¿Cuánto dinero le vamos a dar a los guerreros cuando ya no estén en combate? ¿Cómo le vamos a dar una profesión a los guerreros? ¿Cómo tenemos que negociar con los líderes de estos grupos? Pero estas prácticas cotidianas nunca son fomentadas. Son dejadas para que el mismo pueblo las haga.

Es como el mismo pueblo creando paz con un gobierno que muchas veces no los entiende. Termina financiando a los guerreros que ven en la guerra un negocio. Claro, en ese sentido… cómo ves

Yaatsil: ¿Y qué piensas tú a futuro en el contexto social en esta zona y en general también en Colombia? Porque en los últimos 20 años ha habido muchísimas transiciones de poder las ciertas regiones han vivido muchas transformaciones. ¿En el caso de Montes de María cómo visualizas el futuro?

Camilo: Por un lado me habla el corazón en el sentido de decir que todo va a estar bien. Debido a los procesos de paz se han construido unas sociedades muy pacíficas. Vas allá y todas las veces que estuve me sentía tranquilo. En la zona más arriba pasaban los narcotraficantes tipo 6 o 7 de la noche. Pasaban con sus aviones, camiones y camionetas llevando las cargas de droga. Todo el mundo lo sabía. Lo que hacía la comunidad era alejarse cuando pasaban y ya no había ningún problema.

Pero a partir del 2019 empieza un cambio. Primero con el gobierno de Duque y la decisión de no implementar bien los acuerdos de paz. Eso le dio paso a que muchos combatientes sintieran que les estaban traicionando. Quisieron volver a la guerra. Cuando se fueron los paramilitares dejaron un vacío de poder. Ese vacío fue tomado por los narcotraficantes.

En un principio, hasta más o menos 2019, los jóvenes de la zona no se metían en el conflicto. Ya les quedó en la memoria que haberse metido con la guerrilla no los llevó a ningún lado. Querían apartarse de esto. Pero a partir de 2019 el narcotráfico empezó a ofrecer mucho dinero. Hay ciertos problemas estructurales que no han sido cambiados por ningún gobierno. Las vías terciarias que permitirían sacar sus cultivos a Cartagena y ganar dinero por ellos mismos no existen. Los jóvenes empezaron a meterse en el conflicto. El dinero que les promete el narcotráfico es muchísimo más que lo que ganarían como campesinos.

Lo segundo es una política errada de este gobierno sobre la paz total. La idea suena bien: hacer paz con todos los grupos. Pero la pregunta es cómo. Se pensó en negociar con grupos armados que tuvieran legitimidad en la zona. No sólo grupos ideológicos, sino también narcotraficantes. Para negociar, tenían que demostrar que mandaban en la zona y tenían legitimidad. Pero no la tenían. Como te conté, la comunidad ya no quería trabajar con ellos. Entonces amenazaron a líderes y lideresas para que dijeran al gobierno que ellos tenían legitimidad. Como eso no sucedió, muchos fueron asesinados o desplazados.

Lo peor fue que el gobierno recibió el juego. Se hicieron reuniones con estos grupos de narcotraficantes. Contrataron supuestos líderes y llevaron acuerdos sin la gente. Al final se dieron cuenta que no funcionaba. Esto produjo más violencia y más desconfianza hacia el gobierno. Cada vez que llega el gobierno con una nueva política, lamentablemente la cosa se pone peor.

Lo que he visto es que lamentablemente la violencia va a seguir aumentando. Pero por otro lado, la gente va a resistir más. Y lo hace a través de este tipo de festivales.

Yaatsil: Y ojalá continúe a través del ritual y de los festivales en la zona muchas gracias Camilo por habernos acompañado el día de hoy.

Camilo: No muchas gracias a ti Yaatsil, gracias nuevamente el equipo de HCIAS y gracias a todos los que nos estén escuchando espero que haya habido algo un poco interesante.

Yaatsil: Muchas gracias también para nuestros oyentes y no olviden seguirnos en las redes sociales hasta la próxima.

 

 


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HCIAS Blog (July 7, 2025). HCIAS Blogcast: Paz cotidiana y los festivales en el conflicto colombiano. HCIAS Blog. Retrieved November 6, 2025 from https://doi.org/10.58079/14ago


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